Palometón de más de 8 kg

Cronica de un gran dia de pesca.
El domingo se presentaba con excelentes previsiones pesqueras: el parte pronosticaba viento suave variable con mar rizada y en nuestra memoria aún teníamos fresca la buena jornada de la semana anterior con un buen puñado de anjovas (exagerada por la afición que Pacoscua le tiene al Photoshop y que ya le hemos prohibido terminantemente para preservar nuestra credibilidad).
Jose Francisco y yo quedamos temprano con la intención de hacernos con unos jureles que utilizaríamos de cebo para tentar al GRAN PALOMETON, pez que por esta época frecuenta las costas arenosas del levante en cotas de poca profundidad. Algún amigo ya nos avisó que la época había comenzado y por nuestra parte solo era cuestión de fe el intentarlo. Ni mi record personal ni el de Jose superaba los tres kilos en una sola captura en toda nuestra vida pesquera.
Los peces tenían pocas ganas de comer, los señuelos que llevábamos arrastrando al curri no despertaron ninguna picada y los pescadores que nos cruzábamos nos hacían gestos de que la cosa, hoy, no prometía. Solo pudimos pescar unos jureles a unas dos millas de la costa y después, siguiendo instrucciones de los expertos, pusimos los kayaks rumbo a la costa a pasear el cebo a unos 500-1000 metros de la playa.
La cosa seguía sin actividad, incluso nos vimos metidos dentro de un averío de charranes que hacían picadas a todo nuestro alrededor. Algún depredador teníamos debajo que no le prestaba la más mínima atención ni a nuestros jureles ni a los señuelos grandes y pequeños que lanzábamos a diestro y siniestro sin ningún resultado. Hoy no es nuestro dia y nos vamos. Y en este momento la caña de Jose da un tremendo cabeceo y el carrete de forma no excesivamente violenta pero sin ninguna pausa comienza a ceder metros y metros de sedal con ese chirriar que tanto nos gusta oir a los pescadores; ¡Gloria bendita!. Advierto a Jose de lo que me temo por la curvatura de su caña pero él ya se ha dado cuenta además de que su piragua se desliza sola sin dar una sola palada. “Alfonso, esto parece gordo, no me lo puedo traer y me arrastra”.
Imposible recoger sedal mientras el pez se empeñara en tirar de la piragua, todo al contrario, el miedo a romper sedal era tal que lo mejor era aflojar el freno e intentar recuperar en las pausas de sus arrancadas. ¿Qué será? Nos preguntamos durante 20 minutos mientras la línea a tensión se perdía en las profundidades; Jose remolcado y yo paleando a su lado con una expectación que ambos desconocíamos. Lo tranquilizador era que teníamos muchas horas de luz por delante, el mar estaba plato y la costa a menos de un kilometro. La duda, ¿seremos capaces de sacar esto, sea lo que sea?.
Pasados los primeros 20-30 minutos emergió a unos 30 metros de nosotros una tremenda aleta dorsal que nos “acongojonó”. Nos miramos, soltamos un taco y Jose, agarrado a la caña, me pidió un trago de agua. A partir de ese momento amarramos las piraguas en paralelo por las líneas de vida para ofrecerle más resistencia al pez y para ganar estabilidad, por si acaso. Preparé el gancho, abrí el tambucho delantero de la piragua de Jose para echar allí el pez ( no era cuestión de metérselo entre las piernas) y a verlas venir. Pronto empezó a dejarnos ver el fulgor de su plateada silueta a unos metros bajo la superficie. Ya no había dudas, era un palometón de algo más de un metro de longitud. La imagen de sus reflejos quedará imborrable en nuestra memoria. La lucha fue larga, Jose tardó 50 minutos de reloj en conseguir acercarlo a los kayaks y cuando ya lo teníamos a nuestra sombra sus arrancadas eran más violentas y el miedo a partir el sedal mayor. Y el miedo a qué hacer si conseguía clavarle el gancho también estaba presente, el cebo llevaba tres anzuelos grandes y probablemente alguno de ellos estuviera suelto, fuera de la boca del pez, y con riesgo de clavárnoslo si daba algún cabezazo al sacarlo del agua.
Cada vez las arrancadas eran menos agresivas. El pez se estaba por fín cansando. La cara de Jose tampoco era para menos. Estábamos lejos del sitio de la picada y hasta allí nos había llevado el pez por un lado y la tensión de los brazos de Jose desde el otro extremo del sedal.
En un momento en que el pez se dejó acercar al kayak de Jose metí el gancho y tiré con todas mis fuerzas hacia arriba sobre el tambucho abierto. Al pez lo clavé bién pero oh putada, el consabido anzuelo que colgaba libre de la boca del pez se enganchó en la goma que rodea el tambucho y no me dejaba seguir tirando del pez para terminar de sacarlo del agua. Ahora es cuando se escapa (pensábamos) pero finalmente y con la ayuda del gancho de Jose conseguimos meterlo en el tambucho. Eso sí, no cabía entero. La cola se tuvo que quedar fuera, bien amarrada con las cinchas del kayak.
Recuerdo perfectamente mi alegría y emoción. No me puedo imaginar la de Jose, que fue el pescador.
Indudablemente otros habrán pescado piezas en kayak mucho mayores que esta. Pero nuestro salto (perdonar que me incluya, pero es que lo viví intensamente) de pescar peces de 1 a 2 kilos que en un par de minutos lo tienes dentro, a este pez de 8,1 kg y 111 cm que exigió una intensa batalla, va una gran diferencia en lo que a pesca deportiva se refiere.
Felicidades Jose por esa gran pesca. Y a los demás compañeros de salidas deciros que os echamos de menos porque el momento mereció la pena. Sin duda que se repetirá.
Saludos .
Aquí dejo unas fotos.
Jose no es un sireno. Es la cola del pez, más ancha que la piragua, que no cabia en el tambucho.




Y esta es de un corte que generosamente me regaló Jose con el que cenamos toda la familia. Por cierto, riquísimo.

Pedazo de cronica Alfonso.Ha sido uno de esos dias que saboreas el resto del año. Esta vez me ha tocado a mi, pero realmente te lo merecias tú . Lo que no has puesto, es que sin tus sabios consejos y tu ayuda NO LA SACO, asi que apúntate el 50% de la captura. Lo pasamos y nos quemamos por igual, a lo bestia. Mi nariz despellejada me recordará aún unas semanitas la pesca como si hubiese sido esta mañana. Solo me falta ver a mis amigos pescatas, que las cervezas las pago yo...

Hola, fantástica crónica Alfonso y menuda pesca Jose.
Me ha gustado mucho que hayas pescado un palometón de este tamaño, todos sabemos que estábamos esperando este momento y que a alguno le tenía que tocar, ¡¡ que bien Jose !!, te lo mereces, porque tú también has probado con paciencia muchas veces sin resultados.
Pero el que la sigue la consigue y ahora si que eres pescador, pero pescador, je, je.
Lo único que siente es no haber estado cerca para haber podido vivir la experiencia con vosotros, no es lo mismo leer la crónica de Alfonso o escucharos por teléfono como lo contáis, que estar allí en el sitio, ¡¡ menuda emoción !!.
Enhorabuena y te tomo la palabra con lo de la caña, je, je. Un saludo.

Hola compañeros
enhorabuena Jose por ese pedazo de palometon, y a tí Alfonso Marco por haberlo vivido en directo.

no me había dado cuenta hasta hoy de este post, (me pierdo las mejores) repito ENHORABUENA a los dos, mee alegrado mucho al leerlo

saludos emilio
p.d.y lo próximo que?, (habéis puesto el liston muy alto)
p.d.2 yo estoy un mes en dique seco por esguince y fisura en tobillo izquierdo (maléolo externo) ya me queda menos el 27-05 me quitan la férula

A mi también se me había pasado, enhorabuena a los dos, que buena pieza, que piezón.
Me he emocionado leyendo el asunto e imaginándome vuestras caras, ahora no se por qué, será que somos malos, me imagino las caras de Alberto y Vicente con sus bocas abiertas viendo estas fotos...jua jua jua...

Tienes razón Alfonso. Alberto sigue pescando cienes y cienes pero sin fotos y Vicente ya se compra directamente la lubina en la pescaderia para, después, ponerla a remojo en el mar. Es que son como crios.
Vaya Emilio; siento mucho lo de tu pierna y espero que te mejores pronto. ya sabes que si necesitas ayuda para portear la piragua o cualquier cosa mientras que estés recuperándote no tienes más que decirnoslo y hacemos una ruta adaptada a tu mala pata. Respecto a lo del listón tan alto tienes razón. Por ahora solo pienso en palometones pero tú sabes que encuanto pasen dos o tres salidas "en blanco" y las ganas de pescar aprietan nos ponemos mas contentos que unas pascuas encuanto sacamos una dobladica de cuarto de kilo y vuelta a empezar.
Saludos.