Puente de San José en el Cantábrico

Hola, primero me gustaría desearle de parte de toda la familia Skua a Anjana una pronta recuperación, seguro que en un par de días estás de nuevo en casa, eres una delicia y una fuente de sabiduría Ana.

AGRADECIMIENTOS Y PRIMERAS IMPRESIONES

La familia Skua estamos muy agradecidos a todas y cada una de las personas que nos han ayudado a pasar un puente en el Cantábrico de ensueño.
En especial nuestro más profundo agradecimento a Blendius y Anjana por toda vuestra atención al acompañarnos en todo momento en nuestra visita a Santander, por subirnos en el Ferry, por enseñarnos con detalle lo bonito y espectacular que es Santander, por contarnos tantas cosas y anécdotas de la ciudad y sobre todo gracias por vuestra simpatía, por vuestra sonrisa y por ser tan atentos.

Blendius y Anjana

Gracias de veras a todos, lo hemos pasado de cine en cada momento y el domingo a mi familia no había quien los sacase del camping Derby, JorgeSkua y MaríaSkua han tenido unos días inolvidables, RosaSkua ha pasado unos días muy bonitos en compañía de unas personas tan maravillosas como todos vosotros y en cuanto a mí, ahora mismo lo único que tengo son ganas de llorar, lo he pasado tan bien que no encuentro palabras para poder expresar lo que he sentido en estos días.

María, Rosa y JorgeSkua. Al fondo los bungalow.

En cuanto al norte …, menuda pasada tíos.
Hay pequeños detalles que los del Sur y concretamente los que somos de Murcia, nos sorprendían en cada momento sin llegar a acostumbrarnos, por ejemplo aquí estamos acostumbrados a ver todas las paredes y fachadas de nuestra ciudad y pedanías, llenas de pintadas y de carteles que anuncian productos, festejos, etc … los carteles se superponen unos encima de otros y en Santander no hay ninguno. Tampoco las casas tienen rejas en las ventanas, ni en las plantas bajas, ni el las primeras plantas, ni el los áticos, ni en ningún lado.

Detalle de las viviendas sin rejas en las ventanas.

También las parcelas, están apenas delimitadas por unos palos y una sencilla alambrada, no como aquí que parece que tenemos verdaderos “ bunquer “, las casas y los porches están abiertos a las carreteras, oséa que las casas no tienen vallas porque en Santander no se roba y no hay porqué protegerlas con altas y fuertes vallas como pasa aquí.
También tardamos un par de días en entender que el césped allí si que se puede pisar, que nadie nos va a llamar la atención porque lo hagamos, por supuesto no hay carteles de prohibido pisar el césped por ningún lado y cuando lo hacíamos no podíamos evitar pensar en que lo estábamos haciendo mal.

PacoCreus pisando el césped.

El olor del mar es tan intenso que se puede masticar y el paisaje nos dejó atónitos durante todos los días, no podíamos creernos que por todos lados hubiese vacas y borregas pastando a sus anchas.
Los verdes prados en donde se nos perdía la vista, estaban llenos de vegetación y de multitud de especies de árboles, con muchos contrastes de colores, que nos hacían pensar que cada vez que mirábamos para un lugar, teníamos delante esos fondos de escritorio que tanto nos gustan.

En cada lugar era inevitable hacer bonitas fotografías.


En general el norte y sobre todo el Cantábrico, nos ha dejado una profunda huella que mantendremos siempre muy dentro de nuestros corazones.

CUATRO DÍAS DE ENSUEÑO

Todo comenzó el jueves de madrugada cuando desperté a los críos y continuaron durmiendo en la furgoneta, mientras comenzábamos a recorrer los primeros kilómetros de lo que iba a ser nuestra gran aventura.
El viaje transcurrió sin incidencias y casi sin darnos ni cuenta cuando los críos se despertaron nos encontrábamos en Burgos, el paisaje ya había cambiado lo suficiente para que comenzásemos a observarlo todo por nuestras ventanillas.

En la autovía.


Conduciendo la furgo, je, je.


Hicimos una breve parada para desayunar y continuamos nuestro viaje.
En Bilbao tuvimos un poco de retención, pero pronto pudimos seguir y continuamos disfrutando de un paisaje que para nosotros parecía sacado de los cuentos de las hadas.

Vistas desde el interior de nuestro vehículo.

Al poco tiempo el Tom Tom ( por cierto … menudo invento para los que no sabemos ni para donde vamos ), nos dijo que entrábamos en Santander y al poco rato, nos encontrábamos en las inmediaciones del pueblo de Loredo y Somo. Tras un par de cruces y un par de calles, llegamos a la puerta del camping.

Allí pudimos comprobar lo bonito del lugar, es un camping pegado al mar con unas vistas espectaculares de la costa, sus instalaciones son muy buenas, restaurante, pizzería, supermercado, lavandería, amplias zonas de césped ajardinado y unos bungalow con todo lujo de detalles, calefacción, televisión digital con pantallas LCD, agua caliente, muy bonitos, acogedores y muy bien organizados.

Vista desde el Camping Derby, a la derecha parte del restaurante.


Comedor en el interior del bungalow.


Cocina.


Habitación con dos camas.


Aseo.


Habitación de matrimonio.

Nosotros tuvimos la suerte de tener el 303, un bungalow con vistas al Cantábrico, que ha sido para nosotros y sobre todo para mis hijos su “ casita de juegos “. Cada una de las viviendas dispone de un porche con césped, el cual no nos terminábamos de acostumbrar a pisar y el primer día entrábamos bordeándolo, je, je.

Porche.


Una vez instalados conocimos a todos los foreros que allí se encontraban y fue cuando conocí a Blendius y Anjana, que se encontraban comiendo con todos los demás, en el amplio comedor del bonito restaurante con vistas al mar.

Ambiente en el interior del camping.

Me gustaría reiterar nuestro agradecimiento a todos y en especial a vosotros por vuestra simpatía y atención.

PacoCreus con Anjana.


PacoCreus con Blendius.

En esos momentos mi corazón palpitaba con fuerza, porque tenía frente a mí nada más ni nada menos a amigos que hacía tiempo que no veía, Javier DLP y familia, Ángel Touryak y familia, Félix el 200 y familia, la familia Nook, Rafanook, Lucíanook, Julianook, Albertonook, Edulorcanook, Nautae, Pedro Hopeless, Juan Carlos y Ana JCC, Lorenzo The Punisher y muchos más que ahora me es imposible mencionar.

Tortuguito con Edu.


PacoCreus y Tortuguito.


Touryak y PacoCreus.


Albertnook.


Rafanook.


Edulorca, siempre sonriendo.


PacoCreus con Javier DLP.


Hopeless y PacoCreus.


Los Nook, Rafa, Lucía, Aberto, Julia y Edu.


PacoCreus y Rafanook.


PacoCreus y Nautae.

Los saludé a todos y me volví a por mi familia para dar una vuelta por la zona. Pasamos una bonita tarde recorriendo el pueblo, bajamos a la playa y mis hijos estuvieron jugando en la arena hasta que el sol se ocultó y nos fuimos a cenar y descansar.

Jugando en la arena. Al fondo Santander.

El viernes me desperté temprano y tras prepararme, salí para conocer el lugar a donde íbamos a salir a navegar y reunirme con los demás.
Me gustó mucho la sensación de ver cantidad de kayaks de mar que había repartidos por todo el camping y poco a poco, fueron apareciendo todos y cada uno de los foreros que se habían apuntado a la travesía.

Preparándonos para salir de travesía.

Blendius me ofreció muy atentamente un lugar en su vaca para llevarme al lugar en donde partiríamos y tras agruparnos todos, nos fuimos a un bonito lugar en la Ría de Santander, en donde hay una cómoda rampa en donde se puede embarcar y desembarcar con mucha facilidad y con mucha seguridad.

Preparándonos en la rampa.






Lucía y Julia antes de salir.

Allí mismo en la rampa, conocí a un amigo palista que llevaba un kayak bastante curioso, me dijo que se daría de alta en el foro. También me dijo que su kayak, se usaba para bajar ríos, pero que era una modalidad que ya estaba en deshuso.

Eran mis primeras paladas en el Cantábrico y ya estaba notando el fuerte olor a mar que me acompañó durante toda la mañana.

Primeras paladas.


Blendius y Julia al fondo.


El paleo por la Ría lo hicimos tranquilo, pequeños bancos de alevines se cruzaban por delante de mi proa y fue cuando a levantar la mirada me quedé helado … delante de mí tenía nada más y nada menos que toda la Bahía de Santander.

Santander desde la Ría.

¡¡ Que pasada tíos !!, que momentos más mágicos, la Ría de Santander es preciosa, las vistas son interminables y encima el sol picaba de lo lindo, a veces me preguntaba si estaría soñando.
Enfilamos la bocana de la Ría y no conseguía cerrar la boca de mi asombro, porque me encontraba paleando pegado al Palacio de la Magdalena y frente a mí tenía la Isla del Mouro, la cual rodeamos y nos dimos de frente con otra isla que estaba situada frente a la costa del camping.
Allí aprovechamos para desembarcar y tomar un bocado, también gastamos muchas bromas y hablamos de cosas guays, je, je, ya sabéis, kayaks, palas, que si este es mejor, que si este anda más que el otro y enseguida se hizo la hora de partir.





El color del mar es fantástico.

El viento había subido y el Cantábrico quería enseñarnos un poco su lado oscuro, las olas comenzaron a levantarse ( en torno a un metro ) y navegamos hasta la Isla del Mouro paralelo a ellas.
Fue en ese trayecto en donde me di cuenta el pedazo de barco que llevo, en algunos momentos las olas me desplazaban un metro de lado y lejos de estar incómodo, me lo estaba pasando en grande en medio del oleaje.

Protegidos en la Isla frente a la ría.

Pronto llegamos a la protección que nos ofrecía la Isla del Mouro y estuvimos un rato preparándonos para las grandes surfeadas que nos esperaban hasta alcanzar la bocana de la Ria. Alguien dijo, preparados, listos, ¡¡ yaaaaaaa !!, y nos lanzamos a favor de las olas que al principio eran de medio metro. Pero que conforme nos alejábamos de la protección de la isla, iban cogiendo altura ayudadas por el viento.
Yo hice lo que pude porque no se puede decir que sea un experto con las olas, je, je, pero me lo pasé en grande. Algunos se pegaron unas surfeadas espectaculares, pero la que más las disfrutó fue Boira que las pilló con una gana que no veas, je, je, ¡¡ que valiente que eres tía !!.
En diez minutos estábamos dentro de la bocana y poco a poco la ola fue desapareciendo, hasta dejarnos de nuevo un mar plato en la ría, que nos permitió disfrutar del paleo y de las maravillosas vistas que teníamos delante.
La mañana tocaba a su fin y tras llegar a la rampa por la que habíamos salido, desembarcamos sin dificultades y ayudándonos unos a otros recogimos los kayaks y las cosas para irnos con las familias a comer.

Llegada de nuevo a la rampa.

Momentos de la recogida de los kayaks.




Blendius es muy cuidadoso con sus kayaks y los enjuaga, nada más salir.

La tarde se presentó muy buena y decidimos coger el Ferry que nos llevaría hasta Santander. Blendius y Anjana se prestaron muy amablemente a acompañarnos en el recorrido y pasamos junto a ellos una tarde-noche inolvidable.

Dentro del Ferry.


Paseando por Santander.




Vista del Puerto.


Estatuas características de la costa.

Boira y Julia admirando el arte.


Visitamos una interesante galería de arte.


Rafanook y al fondo una extraña embarcación que no recuerdo su nombre.


Santander al oscurecer es preciosa.

El sábado amaneció un día soleado y con una temperatura muy agradable, que invitaba a realizar actividades al aire libre.
Así lo hicimos y nos apuntamos a una salida que había, para visitar el Parque de la Naturaleza de Cabárceno.

http://www.parquedecabarceno.com/

Un lugar espectacular situado en una antigua minería, en donde se pueden ver los animales sueltos, hacer multitud de fotografías y observarlos detenidamente sin rejas y en su estado natural.

Leones marinos.


Esqueletos de grandes reptiles.

Algunas imágenes del Parque.

Una avestruz persiguiendo a Javier DLP.


PacoCreus, dándole de comer a los animales.


Lo pasamos genial, comimos dentro del parque y mi familia y yo, decidimos que nos queríamos ir a visitar Santander.