Puente de los Santos en el Mar Menor

Hola, ¿ que tal ?.
Pues nada que ya estoy de vuelta de la quedada del Mar Menor. Lo hemos pasado en grande, el tiempo no ha sido malo y las predicciones de la semana pasada, de nuevo vuelven a fallar.
Por causas familiares ( osea … por no cargármela ), llegué al camping el sábado por la mañana temprano, a eso de las 8:30h y ya había ambiente piraguero. Peña con los cubres puestos, palas en la mano, kayaks en la orilla, la cosa chula y el día era perfecto para una bonita jornada de paleo.








Rafanook había madrugado y andaba marisqueando a bordo de su kayak, me uní a él, junto con Bob Esponja.

Tras besos, saludos y muchas risas, nos pusimos rumbo a los canales de la Veneziola.
Navegábamos a buen ritmo y no tardamos mucho en llegar. Una vez allí, entramos y visitamos los peculiares canales, con grandes casas en sus orillas.

Cuando salimos, navegamos rumbo norte por la Manga del Mar Menor y una de sus franjas más estrechas ( unos 40 metros ), porteamos los kayaks y nos metimos en el mediterráneo.









El mar estaba muy tranquilo y comenzamos a navegar hacia el sur, hasta alcanzar los Escullos de la Manga y Punta de Algas. Éste lugar, tiene la característica de ser la entrada natural de agua del Mediterráneo al Mar Menor y su belleza es muy grande.

Continuamos navegando en fila india, porque las aguas someras de ésta zona, pueden dar algún quebradero de cabeza a los palistas y llegamos a la antigua casa de pescadores de las Encañizadas.

















Tras una breve parada, volvimos en línea recta hasta alcanzar la torre de control, del aeropuerto de San Javier y de allí al camping en donde nos encontrábamos.
El paseo fue bonito y tras ayudarnos unos a otros con los kayaks, nos pusimos secos y nos preparamos para comer.
No faltaron riquísimas ensaladas, cañaillas, cangrejos y muchas cosas más que cada uno aportó a la mesa. También el gran Raúl, trajo una paletilla que hizo las delicias de los comensales.

Muchas bromas y risas, dieron lugar a que cayese la tarde y nos fuimos a tomar un café al restaurante del camping.
Una vez allí, hablamos de todo, bueno … sobre todo de kayaks, je, je y continuaron las risas, hasta que se nos hizo de noche.
Volvimos al campento base y comenzó la prueba y degustación de rones y diversos licores.
Pensé que no me encontraba nada mal aquí, una copa en la mano, buenos amigos y todo frente al Mar Menor, es una estampa que tardaré bastante en olvidar.
Llegó la hora de cenar y de nuevo montamos el lío. Las bromas y risas se sucedían sólas, lo que no inventaba uno, lo inventaba el otro y literalmente me partía el culo toda la noche, je, je.
Nuestros cuerpos ya no podían más y tras quedar para la mañana siguiente a las 7:00h de la mañana para ir a pescar, nos acostamos a dormir plácidamente.
Dormía como los críos pequeños, con baba incluida y escuché en la lejanía gente hablando. ¡ Jolines !, son los pescatas. Pronto nos preparamos y sobre las 7:00h, nos fuimos en dirección a la playa del Portús, que era el lugar que habíamos elegido para irnos a pescar.
Una vez allí, nuestros peores presagios se hicieron realidad. Soplaba un fuerte viento del sur, que levantaba grandes olas en toda la bahía, dejándola sin protección e imposibilitando cualquier intento de meternos a pescar.
Estuvimos allí un buen rato viendo el temporal y pusimos rumbo al campamento base.
Antes de volver al camping, paramos en mi pueblo y nos tomamos unos churros con chocolate, que hicieron las delicias de todos. Visitamos la pescadería y Rafanook, nos comentó que sería una buena idea, hacer una arroz con bogavante.
Volvimos al campamento base y lo comentamos allí, la peña dijo que sí y volvimos a por los bogavantes para el arroz y las cosas necesarias para su preparación.
Cuando volvimos al camping, el viento había bajado bastante y nos cambiamos para meternos en el mar. La idea era practicar esquimos y otras maniobras.
Y así lo hicimos, el agua estaba un pelín fría, pero no impidió que nos metiésemos en el mar. Yo me quedé sorprendido de la cantidad y calidad de esquimotajes que estaba viendo hacer, a mí me sale uno sólo y “ a lo bestia “ como yo digo.
No pude hacer otra cosa que grabarlo todo y aquí os dejo un sencillo videoclip de lo sucedido el domingo por la mañana.


https://www.youtube.com/watch?v=L14zF_hlP1o

También tuve la oportunidad de probar el kayak del amigo Julio ( Espíritu Tambucho ) y me gustó un montón. El kayak es totalmente desmontable y se queda todo metido en una maleta de viaje con ruedas incluidas. Navega muy bien, es muy estable y su maniobrabilidad es grande, gracias a la gran facilidad que tiene para los canteos.
Su montaje y desmontaje es sencillo y una manera muy práctica de tener un kayak de mar, para aquellos que no dispongan de un lugar en donde tenerlo.
Julio … eres la caña de España.





Llegó el mediodía y la mesa de la comida, se encontraba llena a rebosar de aperitivos, buen jamón, gamba roja, cañaillas, olivas caseras ( Juan Carlos, son caseras, lo que pasa es que las que puse allí no, me equivoqué ), chorizos criollos, etc …

Rafanook se esmeraba, en la preparación de un exquisito arroz y bogabante. El mediodía pasaba entre bromas y risas. Llegó la hora de comerse el arroz y ¡ mmmm !, estaba delicioso. Felicitamos al chef y comimos como reyes.














Copiamos lo de la tarde anterior y pasamos la sobremesa, saboreando un buen café en el restaurante del camping.





Nos quedaban un par de hora de luz y decidimos dar un paseo con los kayaks rumbo Santiago de la Ribera.
A medio camino, paramos para ver de cerca los aviones en formación de la Patrulla Águila, son impresionantes.
Continuamos costeando por las tranquilas aguas del Mar Menor, pasamos los barracones militares, también por grandes angares en donde se reparan los aviones y por todas las instalaciones de la base militar.
Llegamos a la Escuela de Alex e hicimos una parada para tomar unas cañas en un chiringuito playero. Allí lo vimos a él y estuvimos hablando un rato de cosas.
La tarde se nos caía encima y reemprendimos nuestro camino de regreso al camping. Las últimas paladas de la tarde, fueron un verdadera gozada, porque navegábamos con un espectacular atardecer, un mar totalmente en calma y por una bonita costa.
Llegamos, nos reímos un poco más, recogimos, nos duchamos y nos pusimos secos, para prepararnos para tomar un nuevo tentempié.
El domingo por la noche hacía un poco más de frío, pero no fue inconveniente, para seguir charlando y riéndonos, mientras tomábamos fresca cerveza y patatas fritas estilo murcianico ( con limón y pimienta ).
Llegó la hora de la cena y de nuevo al ataque, pan caliente gracias a Amparonook y su horno, panceta y diversos tipos de carnes gentileza de Toni ( Capitán Barbosa ), buenos vinos y muchas cosas más.
Sobre las 12:00h, me llegó la hora de despedirme de mis compañeros y tras sujetar el kayak en la furgo, me despedí de todos, dándoles las gracias por un dos días de ensueño.
Un saludo.

cojonuda la crónica paco, como siempre.
yo me dejé vencer por las previsiones.

si visteis como estaba el el Portús, imagínate como lo veía yo en la Azohía.



con decirte que no había ni un solo barco en el puerto de pescadores, ni uno.
se lo veían venir, y los recogieron todos.

con esas impresiones y el recuerdo del año pasado en el Mar Menor, decidí que mejor me quedaba a cubierto. (ya tenía el kayak en el coche)

a ver si en otra....

Paco, tu reportaje es genial. Gracias por compartir el secreto de las encalizadas con nosotros. A ver si nos encontramos mas a menudo paleando por el Mar Menor. Aún me quedan lugares que no he visitado nunca